Hoy quisiera compartir con todos ustedes parte de una entrevista realizada por una periodista a José Sánchez García. Este español, desde el 2008 hasta el Mundial de África del 2010, ha trabajado para la FIFA en materia de entrenamiento a los árbitros. Su tarea consistió en crear un programa de formación arbitral que llevaba por nombre Energy Area. Su trabajo consistía en averiguar las necesidades de los árbitros de élite durante la competición. Para ello, desarrolló una serie de tareas y ejercicios para poder enseñar a los árbitros y asistentes el Lenguaje corporal, Manejo del juego, Visión deportiva, y Ejercicios de Energía y prevención de lesiones.
Durante la lectura de este artículo me ha llamado la atención la respuesta que ha dado José Sánchez a una pregunta de la periodista. Con esta reproducción de este artículo me gustaría que nos pusiéramos un poco en el lugar de esos hombres de negro (aunque debido a los tiempos que corren sus vestimentas son de colores diversos) y viéramos el fútbol desde la perspectiva y la visión de un árbitro de fútbol, para que, a ver si con esta empatía, podemos ir erradicando poco a poco esa mala imagen que tiene el fútbol en general de la única persona que no puede faltar en un encuentro de fútbol.
También les pediría que traspolaran estas palabras al fútbol base, ya que sus encuentros son dirigidos por jóvenes de corta edad que están aprendiendo a ser árbitros y, quién sabe, si algún día pueden llegar a lo máximo en el arbitraje.
PERIODISTA: ¿A qué tipo de necesidades se puede enfrentar un árbitro de élite y cuál es su realidad?
JOSÉ SÁNCHEZ: Un árbitro de élite tiene de media 38 años, es algo que la gente no conoce, y un jugador de fútbol, 25 años. El jugador de fútbol corre entre 8 y 12 Km. en un partido, mientras que el árbitro corre entre 12 y 14 Km. El jugador de fútbol está sometido a estrés en algún momento del partido: un defensa en este momento, un portero en otro momento, ..., pero el árbitro está sometido a estrés los 90 minutos.
Nos encontramos con que un árbitro puede llegar a arbitrar hasta 8 partidos en un mes, con 16 días o 17 de viaje fuera de su casa, así pues nos encontramos ante un deportista de élite cercano a los 40 años que corre más que los jugadores, que viaja tanto o más que ellos y que al contrario que ellos se ve sometido a un increíble estrés de 90 minutos, por lo que tiene una necesidad técnica evidente de saber las reglas del juego, interpretarlas al instante, una necesidad física evidente, puesto que sólo alguien muy en forma puede correr 14 Km, 3 veces por semana durante 90 minutos cambiando de acción cada 4 segundos; es decir, para, corre, trota, esprinta, gira,... Cada 4 segundos el árbitro cambia de acción. En FIFA se tiene medido. Está sometido por lo tanto a un estrés psicológico brutal, porque si lo hace bien, va a pasar desapercibido para los entrenadores, para los jugadores, para el público e, incluso, para quien le dirige en ocasiones. Pero si tiene algún fallo, cosa que un jugador puede tener varios dentro de un partido, toda la presión va a ser contra él.
De modo que aparecen unas nuevas necesidades de enfrentarse a 22 personas en contra de él, para manejar con su cuerpo, con su voz, con sus ojos, a 22 personas para evitar confrontaciones, para poder soportar el estrés, para poder adecuar la vista lo mejor posible para que sea rápida y reactiva.
(Revista ABFútbol Nº 56 Febrero 2012)
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